viernes, 29 de mayo de 2009

RHCP. 2002.




Hace tres años, Californication devolvió a los Red Hot Chili Peppers al circo de las estrellas del rock de primer orden. Los más de doce millones de copias vendidas de aquel retrato irónico de Los Ángeles, la ciudad en la que se formaron en 1983, supusieron también el fin de un período tortuoso marcado por las adicciones y las disputas internas.


Una «salida del tunel», en palabras de un John Frusciante que aún hoy hace una lectura espiritual del simple hecho de volver a tocar la guitarra en el grupo al que se incorporó en 1988 para suplir la pérdida por sobredosis de Hillel Slovak y firmar junto a Anthony Keidis (voz), Michael Flea Blazary (bajo) y Chad Smith (batería) Blood sugar sex magik, disco ya clásico que significó su despegue comercial.

Pero, en el cénit de la fama, a punto de abrir el Lollapalooza del 92, Frusciante abandonó, y el ex Janes Addiction Dave Navarro se convirtió en el octavo guitarrista que los Peppers han tenido en sus 16 años de historia. Navarro dejó su sello en One Minute Silence (95). Sin embargo, la química no funcionó fuera del estudio y la banda entró en un peligroso punto muerto. La enemistad y la depresión abocaron a Frusciante y a Keidis a las drogas, mientras Flea y Chad mantenían viva la llama, acometiendo proyectos personales.

Cambio vital.

Ahora, sea por la vida sana y hogareña, el acomodamiento o pura inercia, los RHCP tratan de prolongar su estado de gracia comercial con By the way, un nuevo álbum pensado para aprovechar el filón abierto con Scar tissue, Californication u Otherside, temas a medio tiempo que tiraron de las ventas de su entrega previa. Con la salvedad del primer sencillo, del que toma su título, y piezas aisladas como Zephry song, By The way (a la venta el 8 de julio), posterga la caña funkrockera marca de la casa en beneficio de temas calmados y arreglados con armonías vocales, cuerdas y sintes analógicos ya presentes en el último disco en solitario de Frusciante, To record only water for ten days.

Un bochornoso número hispano en clave de rumba (Cabrón) baja el listón más de lo aceptable en un álbum con indisimuladas deudas con Phil Spector (Universally Seaking) y con el pop británico de los sesenta (Brian Wilson, Beatles) y, sobre todo, de los ochenta. La sombra de los Smiths, Chameleons y hasta (ejem) Duran Duran planea sobre This is the place, Tear, Midnight, On Mercury, Minor Thing o Venice Queen, muestras de los 16 temas de un disco, producido de nuevo por el colega Rick Rubin, que el grupo presentó la pasada semana en Madrid y Barcelona, conciertos que evidenciaron que el fuerte de los angelinos sigue siendo el directo. Antes de embarcarse en el tour europeo que, a finales de julio, tendrá continuidad en Japón, nos colamos en las entrevistas promocionales que ofrecieron John Frusciante, Michael Flea Blazary, Chad Smith y Anthony Keidis.

Os ha salido un disco más calmado y melódico de lo que cabía esperar, un poco en la línea de los temas más lentos de Californication.

Anthony Kiedis: Este disco es el fruto de un año de esfuerzo en el que hemos trabajado con canciones y sonidos de todo tipo. Si hubiéramos pretendido que sonara más cañero, habríamos seleccionado los temas más duros, pero queríamos las mejores canciones; a la larga, creemos que es un álbum que puede llegar mucho más a la gente. Si alguien prefiere nuestros temas más intensos, siempre puede recurrir a los primeros discos. En cualquier caso, pienso que éste también es cañero, pero de otra manera.

Flea: Hay muchas formas de ser cañero. A veces puedes expresar sentimientos muchos más intensos y pasionales con músicas más suaves y arregladas que con guitarras y baterías a tope de vatios.

¿Tiene esa querencia hacia los medios tiempos algo que ver con vuestro estado de ánimo actual, la vida sana y todo eso?

Chad Smith: Compusimos un montón de música entre marzo y octubre, canciones que, como ocurre en todos nuestros discos, son como fotografías de nuestras vidas en ese momento. No escribimos nunca de gira o así. Lo hacemos en jams improvisadas y marcadas por la energía y la química del momento. Después del tour de Californication, estábamos muy conectados e integrados. En ese momento creativo tan especial escribimos los 28 temas de los que han salido los 16 del disco. Ha sido un proceso muy natural. El álbum no tiene un mensaje central. Nos gustó que cada uno interpreta las canciones a su manera.

Flea: Escribimos algunas canciones más duras, pero, al final, nos gusta ver los discos como un todo unitario, como una pieza de arte coherente. Cada trabajo es reflejo de nuestro crecimiento personal.

Los arreglos, las cuerdas, los sintes analógicos y las armonías vocales tampoco son lo que se espera de una banda con vuestros antecedentes.

John Frusciante: Bueno, todos hemos trabajado mucho en el local de ensayo intercambiando ideas y, como consecuencia, la música ha crecido. Respecto a los arreglos, yo soy el responsable de la mayoría, pero lo de las cuerdas fue idea de Rick (Rubin). Él sugirió algunas orquestaciones para temas como Minor Thing o Midnight. Escuchamos las cuerdas midi del ordenador y a todo el mundo le encantó, así que decidimos grabar con una orquesta de 41 músicos. Nunca habíamos hecho nada parecido. Las armonías tienen que ver con los Beatles y el pop de los 60 que he estado escuchando. Y con los sintetizadores de los 70 ya empecé a trabajar hace tres años, antes incluso de mi disco en solitario.

Kiedis: Como grupo, siempre tratamos de evolucionar, de reflejar nuestro crecimiento personal. Sería muy aburrido seguir haciendo siempre lo mismo, algo así como relacionarte siempre con la misma gente.

Habéis vuelto a trabajar con Rick Rubin. ¿Se ha convertido ya en el quinto miembro en la sombra de RHCP?

Kiedis: Rick es una persona maravillosa con la que nos encanta trabajar, escuchar música, ver películas o cualquier otra cosa. Con el tiempo, se está convirtiendo en una parte cada vez más importante de la banda. Además de un gran amigo, es una persona muy cualificada, con la que puedes intercambiar ideas. En realidad, es una parte integral de la banda y alguien que siente la misma pasión por la música y por los Chili Peppers que nosotros. Un tío con el que nos sentimos tan cómodos que hasta podemos grabar en el hotel de Sunset Boulevard en el que solemos hospedarnos.

Raros y solitarios.

John ha citado a Johnnie Marr (Smiths) como influencia. ¿Eso tiene que ver con el sonido a pop británico de los 80 que planea sobre buena parte de los temas?

Frusciante: Los Smiths han sido una de mis principales influencias como guitarrista. Pero, en este disco, no sólo ellos. Yo diría que incluso más importancia han tenido los Beatles y el jazz de Charlie Mingus. No estoy más influenciado por el pop británico de los 80 que por el de los 60. Me interesan muchas músicas diferentes. Hace tres años, mi amigo Johnny Ramone me introdujo en la música de los 50, y esa forma más pura de la energía del rock tuvo también un gran efecto en mí. También he escuchado mucho últimamente a grupos de glam de los 70, como Sweet, y de r’n’b y pop de los 60, como los Small Faces o Gerry and The Peacemakers. Pero, en la parte armónica, las influencias principales han sido los Smiths, Beatles y Mingus.

Flea: Todo surge de una manera bastante natural, de un proceso espontáneo de intercambio de ideas. Hasta puede pasar un año desde la idea básica de un tema hasta que lo finalizamos. Para este álbum hicimos 28 temas, pero, probablemente, trabajamos ideas para otros sesenta. Si hay menos funk es porque, en este momento, hemos sentido la necesidad de expresarnos en otra dirección.

Habéis metido incluso un tema en clave de rumba-surf titulado Cabrón. Hasta os han llamado los Gypsy Peppers.

Kiedis: Esa canción, en realidad, no es tan española como pudiera parecer. Si la hubieras escuchado antes de ponerle esa letra y ese título en concreto, te habrías dado cuenta. No sonaba para nada española; está inspirada en las cosas tan distintas que suenan en una ciudad multicultural como Los Ángeles. Va sobre tratar de hacerte amigo de tus enemigos y reducir así la cantidad de energía negativa que hay en el mundo.

Frusciante: Ese tema es una combinación de varias influencias. Escucho música surf, pero, cuando escribí esa parte de guitarra, estaba pensando en un tema de George Harrison, que acababa de morir, y en las canciones más acústicas de Aqualung (Jethro Tull). Luego, Anthony le puso letra en español, pero, si no lo habría hecho, pensarías que es algo de rock progresivo o así.

¿Por qué habéis elegido una pintura de Julian Schnabel para la portada?

Flea: La verdadera razón es que John está liado con su hija Stella, por eso le conocimos. Escuchó nuestro disco y le gustó; nos dejó un mensaje en el contestador canturreando nuestros temas y dijo que le gustaría participar de alguna manera. Nos pareció fantástico y nos mandó algunas pinturas.

A punto de cumplir pronto los veinte años de andadura, ¿cuál creeis que ha sido vuestra principal aportación? ¿De qué estáis más orgullosos?

Kiedis: No nos parecemos a nadie, y nunca hemos sido parte de ninguna moda ni género concreto. Cuando empezamos en el instituto ya éramos algo raros, solitarios y mar- ginados, distintos a los tíos guays que compartían aficiones y gustos. Con el tiempo, me he dado cuenta de que es importante mantener ese período de soledad para mirar en tu interior, ver qué quieres y acceder a tu propia creatividad. En el grupo hemos mantenido esa actitud, haciendo siempre lo que nos salía desde dentro. Nunca se nos ha podido comparar con nadie, más allá de algún músico aislado con el que hemos colaborado.

Smith: No seguimos ninguna tendencia, tenemos un sonido propio. Aunque sean temas más cañeros o canciones más tranquilas, cercanas a Neil Young, hacemos que todo lo que nos influye, sea jazz, blues, funk o pop, suene a RHCP. Estoy muy orgulloso de nuestra identidad; sobre todo, ahora, que hay tanta música mainstream que suena genérica y unidimensional. Hacemos un buen ruido.

¿Vais a hacer algo para celebrarlo?

Flea: El tiempo corre; cumpliremos dos décadas en febrero. No pensamos hacer ninguna fiesta ni nada particular. Probablemente, estaremos trabajando, porque nuestra gira empieza ya. No estamos pensando en reediciones, recopilaciones, ni nada por el estilo. Acabamos de sacar un gran disco, tío. Esa es la mejor celebración. Creo que empezaremos a pensar en el pasado cuando acabemos como grupo. Ahora es el momento de seguir creando el futuro. No solemos mirar atrás.

Superar miedos.

Ahora que todo en el grupo parece bastante tranquilo y controlado, ¿os molesta que se os siga asociando a los tópicos más comunes del rock, las drogas, la vida rápida y todo eso?

Frusciante: No me importa; no es algo de lo que me excite hablar, pero tampoco me incomoda. Hablo de ello si me preguntan. Lo mejor de mi experiencia personal es mostrar a la gente el hecho de que, tras haber estado en las drogas y adulterado mis sentidos, he podido enfrentarme a la vida. Ahora no tomo nada, ni siquiera cigarrillos o alcohol, y no siento que lo necesite. No quiero entrar en detalles de cómo me ha afectado la droga, sino de lo que he aprendido de la experiencia.

Anthony: Las drogas son un tópico asociado al rock, pero también a otras formas de arte. Son parte de la vida y no van necesariamente unidas a la música. Lo que ocurre es que los músicos de rock llaman más la atención mediática.

¿Creéis en aquello de que las drogas favorecen la creatividad?.

Frusciante: No. Las drogas te pueden ayudar un tiempo, pero siempre llegas a un punto en que dejan de funcionar y se convierten en una pesadilla. Hice alguna buena música colgado, pero ahora sé que no fue por estarlo. Me siento mucho más creativo tras haber tenido que superar mis miedos y enfrentarme al mundo. No creo que la creatividad de nadie mejore estando en el infierno. Puede haber uno o dos tíos que hicieron buenos discos tomando muchas drogas. Álbumes como Raw power, de los Stooger, o Statuion Station, de Bowie, son discos aislados en carreras de tíos que no siempre vivieron de esa manera.

Tras vuestros días más tormentosos, ¿en qué momento están ahora los RHCP?.

Chad Smith: Puede parecer una locura porque llevamos 19 años juntos, lo que en el rock es mucho tiempo, pero creo que mantenemos la frescura. Sentimos mucha energía creativa interior; sobre todo, desde que John regresó. Sentimos que tenemos una segunda oportunidad para sacar toda esa química que hay entre los cuatro. No podíamos haber hecho este disco sin la progresión que se ha dado en nuestras vidas. Creo que estamos en este planeta para hacer música juntos.

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