jueves, 14 de mayo de 2009

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Qué tan miserable puedes sentirte,
Con todas esas preguntas golpeando la puerta.
Las luces incandilan el camino, trayendo a la miseria de la mano.
Sentimientos rotos ante sueños irrealizables.
Sumergiéndome en la oscuridad, dejando salir lo que me atormenta.
Porque nos disfrazamos de algo que no somos, intentando conseguir algo que no queremos.
En cualquier lugar que creamos, mentimos agigantándolo con nuestras acciones inmaduras.
La escapatoria no existe, es momento de dejar de huír y afrontar nuestro destino.
Bajar la velocidad, y elegir que camino tomar.
Muchas veces equivocaremos los medios para llegar a un mismo fin, pero de eso debemos aprender para comenzar.
La ignorancia que nos destruye, no será más parte de rencores apegados a falsas esperanzas.
Pero es como si todo lo que dijera será sentenciado a juzgarse, y la suerte no me juega una buena pasada.
Caí y volví a empezar, para terminar y caer, y volver a levantarme esperando la caída.
Existirá un lugar para respirar, para descansar el alma y aislarla de la muchedumbre para poder ver dentro de sí mismo y preguntarse cual es el fin
Que es lo que buscamos y queremos ser.
un encuentro con las vistas distantes a la persona, con todos los pesares que nos acechan.
Experiencias que se repiten con cada ocaso, y hacen desear cada vez menos el comienzo del día.
Y nunca veremos la luz?. Qué es lo que nos queda por hacer?.

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