martes, 12 de mayo de 2009

Entrevista a RHCP. 2003

Los Angeles al desnudo.

En su nuevo álbum, los Red Hot Chili Peppers dejan un poco de lado el funk y coquetean con el pop californiano de los Beach Boys. Los embajadores musicales de L.A. cuentan de qué se trata su nuevo disco, By The Way


LOS ANGELES (El País).- 1978, un viaje de alumnos de la Fairfax High School, de Los Angeles, a las Montañas Rocosas. Anthony Kiedis, mientras se fuma un cigarrillo en el autobús, le comenta a su compañero de asiento y único amigo, un tipo bajito de enorme cabeza que más tarde responderá al nombre de Flea (pulga): "Si hay un accidente de avión, yo soy el tipo que sobrevive". Flea lo mira, se encoge de hombros y le pide que le pase el cigarro. Veinticuatro años después, tras adicciones, arrestos, expulsiones, peleas, muertes y siete guitarristas, el grupo de Flea y aquel tipo que decía cosas raras en el autobús editan su noveno disco. Han sobrevivido.

El hotel Casa del Mar está situado en primera línea de la playa en Santa Mónica, Los Angeles. Hace muchos, muchos años, en una galaxia muy lejana, justo antes de las ventas millonarias, las giras mastodónticas y los conciertos en Woodstock, cuatro jóvenes del Valle dormían en la playa que hay enfrente del hotel. No tenían dinero ni para volver a casa.

Las cosas han cambiado mucho. Hoy, una veintena de periodistas de todo el mundo se reúne en una habitación de este hotel para escuchar By The Way , el nuevo disco de aquellos cuatro perdedores. Producido por Rick Rubin, que ya trabajó con la banda en diversas ocasiones, el álbum muestra a unos Red Hot Chili Peppers (RHCP) más pausados, relajados, armónicos y, para bien o para mal, maduros. Dieciséis temas que van del arrebato funk pop del tema que da título al álbum, a los aires flamencos de Cabron , pasando por la cadencia Motown de Universally Speaking . La portada es una pintura de Julian Schnabel, director de Basquiat y Antes que anochezca y amigo personal de Kiedis, que es coleccionista de arte. La imagen muestra a Stella, la hija del pintor. El primer video está inspirado en Amores perros y Flea está estupendo.

By The Way es, de alguna manera, la lógica continuación de Californication , el disco que les devolvió la fama, la fortuna y a John Frusciante, el guitarrista con el que firmaron sus mejores obras. Californication vendió 12 millones de copias cuando todos daban por enterrado al grupo, sobre todo, tras las dudas sembradas por el anterior trabajo, One Hot Minute , con el ex Jane´s Addiction, Dave Navarro, a la guitarra. "No lo escuché, nadie me dio una buena razón para hacerlo", comentó acertadamente el último año John Frusciante.

Es un dúplex. Arriba, con vistas al mar y muebles blancos, se encuentra sentado en un sofá Anthony Kiedis, 39 años y voz del grupo. Abajo, con vistas a un enorme televisor que retransmite un partido de hockey sobre hielo y buscando un cigarrillo como un desesperado, Chad Smith, con la misma edad de Kiedis, pero con un rol muy diferente: baterista. ¿A alguien le interesa realmente lo que diga el baterista? "Es genial ser el baterista en esta banda. No tenés que sentarte y tocar lo mismo durante cuatro minutos, parar para beber agua y volver a empezar. Aquí el baterista también crea. Además, yo nunca quise ser Dave Grohl, nunca quise liderar nada. Cuando voy por la calle con Anthony y Flea, la gente a veces me mira extrañado, como diciendo "¿quién es ese tipo tan alto que va con los RHCP?". A otros les molestaría, a mí me encanta".

Espíritu zen.

El del pelo largo, con pinta de ex yonqui, es Frusciante, guitarrista, 30 años, dos discos en solitario. El enano con ojos de loco es Flea, el bajista, 39 años. Hasta 1997 estuvo tocando un tiempo con Jane´s Addiction y es el fundador del Silverlake Conservatory Of Music. El alto, que quería ser jugador de hockey y tuvo más de diez accidentes con su moto, es Chad, y el que se parece cada día más a Iggy Pop es Anthony. "Es verdad", comenta Kiedis con la mirada extraviada. "Supongo que todos los que nacemos en Detroit, tarde o temprano acabamos pareciéndonos a Iggy Pop. Uy, el celular, un segundo". Pasan tres. "Perfecto, ya tengo entradas para el partido de los Lakers de mañana".

Chad dice que la principal fuente de conflictos en el grupo es decidir quién consigue las entradas para el basquet. "Tiene bastante razón, esto es muy importante, aunque creo que la principal fuente de discusiones en el seno de la banda ha sido mi ego". Anthony está pasando una época un poco zen, la verdad. Utiliza con preocupante asiduidad palabras como espíritu, fe, oración, etcétera. Parece que de un momento a otro vaya a agarrar a una mosca con un par de palillos o se disponga a dar y pulir cera, como Karate Kid. Es extremadamente amable y habla lento y mirando a los ojos, algo que nadie hace en Los Angeles. "Sé que a veces me han odiado, sin duda fue el más odiado por los otros miembros del grupo. Hubo un momento en el que ellos no me decían nada y la cosa se ponía fatal. Necesito a mis amigos y necesito que me digan: "Disculpame, estás siendo un estúpido". Ah, gracias, no me había dado cuenta. Si querés decirme que también estoy siendo un estúpido, podés decírmelo". El momento zen de Anthony Kiedis es tal vez la consecuencia lógica de un proceso catártico, culminación de varias décadas de excesos, peleas y tragedias. A mediados de los años 80, Kiedis llegó a ser expulsado del grupo, pero la primera desgracia con mayúsculas ocurrió en 1988, cuando Hillel Slovak, guitarrista de origen israelí, falleció de sobredosis de heroína. Más tarde fueron Anthony y Flea los que tuvieron problemas con las drogas y, después, John Frusciante abandonó el grupo.

Era 1993 y la banda estaba en su mejor momento. Los narcóticos y la incapacidad para soportar la fama llevaron al guitarrista a desaparecer. Literalmente. Durante cinco años, Anthony no supo nada de él, estaba demasiado enojado como para tomar el teléfono. "Hubo momentos en los que me sentí muy frustrado, pasé mucho tiempo parado y necesitaba acción", comenta Chad, que aguantó estoicamente las idas y venidas, físicas y emocionales, de todos sus compañeros de banda. "Pero nunca pensé en abandonar. Siempre supe que había mucha más música que debíamos hacer", culmina.

Para Kiedis, el proceso fue menos pasivo. Odió a Frusciante hasta el día en que éste apareció por la puerta del garaje de la casa de Flea. "Días antes, él me había dicho: "No me imagino seguir haciendo esto a menos que John vuelva"", comenta Kiedis. "Le contesté que no creía que John fuera a volver, porque hacía cinco años que no hablaba con él. Pero Flea me contestó que tenía el extraño presentimiento de que John querría volver a hacer música con nosotros, y lo llamó. John estaba dispuesto a cambiar, necesitaba algo especial en su vida y decidió volver con el grupo". Tras el primer ensayo, Anthony se sentó con John y le preguntó si había algo que quisiese decir. John dijo que no. Anthony inició su etapa mística con un parco "te quiero". Era 1999 y los RHCP habían vuelto. Esta vez, en serio.

"¿Maduro? Sí, creo que es la palabra que más veces escuché hoy. Creo que el disco es maduro, pero en el buen sentido de la palabra. No perdimos la energía ni las ganas, porque todavía estamos creciendo, pero sin duda ya no podemos pretender ser cosas que ya no somos. Sería ridículo", comenta Kiedis con respecto a la palabra que más veces vas a ver asociada al nuevo disco de la banda, un álbum que, según Chad, fue "muy fácil de grabar". El cantante discrepa. "Para mí fue complicado porque había muchas canciones y no podía mantener el ritmo. No escribía tan rápido como ellos y me ponía nervioso. Luego, llegaba al estudio para ver cómo iban las mezclas y me encontraba a Rick y a John. "¿Qué hacen esos vientos en el puente? ¿De dónde salen esas cuerdas? Eso suena fatal, están despedidos". Pero siempre pasa esto. Empiezas bien, luego las mezclas van fatal y, al final, gracias a Dios, todo acaba sonando correctamente". Gracias a Dios, y al perro de Kiedis, Buster, que se convirtió en el mejor asesor de la banda. "Compongo en la cocina con él. Si salta y mueve la cola, es que el tema es bueno. Si no, a la papelera. Hay dos cosas que en la actualidad me mantienen feliz: correr con Buster por las colinas y la sopa vegetal que me hace la novia de John".

La ciudad de la furia.

Como los Lakers, las palmeras o los vigilantes de la playa, los RHCP son ya parte del decorado de Los Angeles (ver recuadro), embajadores de una ciudad que es como un virus, que se expande por el desierto sin orden ni concierto, que tiene la extensión de Bélgica, un nivel de polución espectacular y una de las tasas de criminalidad más grandes del mundo. Una ciudad encantadora, de verdad. Los Angeles, según Kiedis, es: "La esencia de todo lo que la cultura americana es. Una mezcla de lo bueno y lo malo llevado al extremo. Es una ciudad que amo y odio al mismo tiempo. Es donde vivo y me siento parte de ella. Tal vez a veces seamos vistos como un cliché californiano, pero hay algunos clichés que son buenos. Podría haber ido a parar a cualquier otro lugar, pero me tocó éste". Y en este lugar se hace cine. Y Kiedis ha participado en varias películas. Junto a Flea en Punto límite y, sobre todo, junto a Gregory Peck y Laurence Olivier en Los niños del Brasil , donde hacía de Hitler clonado. Tal vez fuera ésa su primera visita al infierno. Las estrellas las vio el día que hizo un combate de exhibición con el púgil Oscar de la Hoya. "Ninguna droga me ha hecho tanto daño".

La última epifanía vivida por la banda, una vez superados todos los traumas personales, fue, sin duda, Woodstock´99. "El fuego que hay al lado del escenario no es parte del espectáculo", comentaba por megafonía John Soher, el organizador del festival. Un fuego había empezado a arder mientras los RHCP tocaban Fire , de Jimi Hendrix, ante 225.000 personas. "Esto parece Apocalypse now ", comentaba Anthony desde el escenario. Estallaron los disturbios. Resultado: un muerto, 38 detenidos y los Peppers acusados de instigar la revuelta.

Xavi Sancho

Ciudadanos ilustres .

Desde los Beach Boys hasta aquí no hubo otra banda como Red Hot Chili Peppers que representara tan bien el papel de embajador musical de Los Angeles, California. Si bien es cierto que desde los años 60 se han escrito una infinidad de odas a esta ciudad del Oeste norteamericano (léase California Girls, de los mismos Beach Boys, Hotel California, de The Eagles o L.A.Woman, de The Doors, sólo para mencionar algunas), el cuarteto retrató de mil y una maneras la vida y los iconos de Los Angeles, en los nueve discos que editó a lo largo de su carrera. Desde los Lakers a Hollywood, un repaso por la ciudad que inspiró, inspira e inspirará las canciones de Kiedis, Flea, Frusciante y Smith.

* Su primer gran hit, Under The Bridge , del disco Blood Sugar Sex Magik , comienza con los versos: "A veces siento que no tengo un compañero/ A veces siento que mi único amigo es la ciudad en la que vivo, la ciudad de ángeles".

* En su cuarto álbum, Mother´s Milk, incluyeron un tema llamado Magic Johnson, la estrella del basquet mundial y jugador ilustre de Los Angeles Lakers. Luego de haber editado el disco, en 1989, Kiedis se acercó al actor Jack Nicholson (otro fanático del equipo angelino) en el estadio de los Lakers y le pidió si podía acercarle un CD al mismísimo Magic. Nicholson le respondió: "Niño, no hables conmigo, vete. No conozco a Magic".

* Su álbum más exitoso hasta el momento, lleva por título una deformación de la palabra California: Californication . En el video del tema homónimo, los Peppers aparecen animados en un video juego y van de aquí para allá en una ciudad virtual. ¿Adivinan cuál? Sí, Los Angeles. Este disco fue grabado en los míticos estudios Ocean Way Recordings, donde, en 1966, Brian Willson masterizó la gran obra maestra de los Beach Boys, Pet Sounds .

* Más canciones que retratan las peripecias de vivir y morir en Los Angeles: Out In L.A. ( Red Hot Chili Peppers , 1984); Hollywood ( Freaky Styley , 1985); Road Tripin´ ( Californication , 1999); Venice Queen ( By The Way , 2002), entre muchísimas otras.

* "Es la frontera del mundo y de toda la civilización del Oeste/ El sol puede asomar en el Este, pero, al final, se ubica en su locación/ Esto es porque entendió que Hollywood vende Californication", dice la letra de Californication .

* En una entrevista que Anthony Kiedis ofreció a LA NACION, en 1999, se le pidió al cantante que definiera a la ciudad que "ama y odia al mismo tiempo" con una palabra. Kiedis contestó: "Creo que definitivamente, la palabra sería ardiente". Como los Red Hot Chili Peppers.

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