sábado, 27 de junio de 2009

Entrevista a John. Época del By The Way.




Aparecieron los cuatro miembros de los Chili Peppers con su pinta de siempre aun a pesar de llevar tantos años ahí y de hospedarse en el Hotel Palace de Madrid. A la pregunta de dónde se ubica su música, contestaron en algún lugar entre Ricky Martin y Mozart. No se sienten preocupados por la piratería pues la música no dejará nunca de sonar, aunque prefieren que la industria no se vaya al garete pues ellos están comiendo gracias a ella. Después de esta lección de sinceridad y buen humor, pudimos hablar tranquilamente con Frusciante, el guitarra que dejó la banda durante un par de años.

Vuestro nuevo disco es una continuación estilística de lo que habíais hecho con el Californication. ¿Salió así o es la nueva corriente de los Peppers?
John Frusciante: Creo que ni intentándolo hubiera salido algo diferente, porque la música salió de forma natural. A menudo, uno puede tener pequeñas ideas, incluso antes de entrar en el estudio, pero sólo son pequeñas ideas. Tampoco tienen mucho que ver con el producto final.

De todas formas, creo que vuestros dos últimos trabajos están abandonando la corriente funky con la que empezasteis. Ahora las voces son mucho más importantes que los golpes de bajo, o sea que hay más pop que funk. ¿Qué crees?
JF: Nosotros hemos escrito las mejores canciones que hemos podido. Esa es la idea y no la de grabar los grooves más funkies o los temas más duros. Queremos hacer un disco con canciones geniales y eso es lo que hemos conseguido. Todo esto tiene que ver con Rick Rubin –el productor que empezó a trabajar con los Chilis en el aclamado Blood Sugar Sex Magik-. Rick vino a los ensayos y nos empezó a decir qué canciones eran buenas y cuáles no, porque había un montón de material escrito. Lo que me gusta de un disco es escucharlo y que la música cubra mi cuerpo. Cierro los ojos y dejo que me transporte. Hay momentos en que eso me lo hará sentir la música punk, pero las canciones más duras que escribimos para este disco no eran tan buenas, así que colocamos las que hay.

Hay mucho escrito sobre los Chili Peppers siendo una familia, ¿es eso cierto? Y si es así, ¿cómo te sentiste cuando abandonaste esta familia?
JF: La banda está cada vez más unida. Evidentemente nos podemos pelear como pasó con este disco, pero lo hablamos y acabamos más unidos que nunca. Es como un clan, una familia. Cuando dejé la banda me sentí como si estuviera perdido en el espacio. Estaba muy confundido pero tenía demasiado orgullo como para volver enseguida y cambiar. Además, había algo en el fondo de mí que no me permitía volver, un sentimiento molesto que justificaba de alguna forma mi comportamiento. Tuve que crecer como persona para darme cuenta de que estar en una banda de rock es algo muy rejuvecenedor. Eso me costó unos años de sufrimiento. Pero pienso que a ellos también les fue bien estar sin mí y acabaron por darse cuenta de mis razones. Había un montón de cosas en la banda y en la actitud de sus miembros que si aún se dieran hoy en día yo no estaría con ellos.

Además, el álbum que publicaron durante tu partida, One Hot Minute, es el que menos te gusta. Has dicho en la rueda de prensa que ni siquiera lo has escuchado entero...
JF: Creo que en ese disco no se puso todo el amor necesario. Sé que Dave Navarro –guitarrista de Jane’s Addiction que le sustituyó durante esa época- no tenía una actitud del rollo de ‘me encanta esta música y lo voy a hacer como nadie...' Pero creo que tampoco estaba de ese rollo Anthony (Kiedis, el cantante). Para mí, todos los discos y cada uno que he hecho con los Chili Peppers ha sido lo más importante en ese momento, lo más importante de mi vida. La gente se da cuenta de estas cosas. Tienes que cuidar la música que haces, como si fuera un crío, tienes que ser sincero con ella...

También se ha hablado mucho de los Chili Peppers y su relación con las drogas. ¿Vuestra música habría sido diferente sin ellas?
JF: No lo sé ni creo que nadie lo sepa. Las drogas no se pueden separar de nuestra historia de igual forma que no puedes separar tus traumas de niñez. No te puedo decir cómo sería yo sin mis traumas, eso es lo que nos hace como somos, el dolor en la infancia. De ahí viene gran parte de mi música. Intento cambiar el dolor en algo bonito, es mi forma de componer. Pero es que ese dolor, es algo que no podemos controlar y es el que me convirtió en un heroinómano. Fue mi confusión la que me hacía tomar esos caminos. O sea que al fin y al cabo, la misma energía que me hace componer música es la que estuvo a punto de llevarme a la autodestrucción. Lo que tienes que aprender es a transformar esa energía capaz de hacerte tomar drogas en algo capaz de hacer música. Cuando lo consigues, la vida se convierte en algo que te llena por sí misma. No creo que la droga haya hecho nada positivo para la música. Todo lo positivo, musicalmente o como sea, es gracias a ti, a tu fuerza interior, nunca a las drogas. Esas fuerzas estarán ahí tomes o no tomes las drogas. Es verdad que el cuerpo, el espíritu está sufriendo durante mucho tiempo, pero eso lo puedes arreglar con yoga o con ejercicio.

Con las letras también dais un montón de mensajes sobre el buen rollo, sobre estar bien...
JF: Los mensajes son importantes en nuestra música. O bien por las letras de Anthony, o por la música que yo compongo. Yo juego con el espacio, el espacio es lo importante. Las notas de mis canciones son objetos en el espacio y la organización de ese espacio es lo que intento hacer con la música, no intento llenar ese espacio de manera superflua.

Creo que la portada del disco no habría sido posible sin ti...
JF: Sí, mi novia es la hija de Julian Schnabel –pintor y director de cine-. Estábamos en una reunión sobre el disco y estábamos muy preocupados porque la discográfica nos estaba presionando para que les mostráramos una portada y no teníamos nada. Estábamos en blanco y las ideas eran tan malas que no eran ni ideas, se lo dije a mi chica, Stella y ella se lo comentó a su padre. Julian me llamó diciéndome que podía hacer algo. A él le iba a salir en poco tiempo y a nosotros nos encantó.

Eso nos lleva otro apartado muy típico en la banda, que es la imagen, Red Hot Chili Peppers hacéis unos vídeos geniales, vuestras actuaciones contienen aspectos visuales importantes ¿Qué importante es la imagen en la banda?
JF: Sin duda es importante. Somos ‘entertainers’ y lo somos a través de nuestro cuerpo y de nuestra imagen, además de nuestra música. Somos parte de una imagen que nosotros mismos nos creamos con nuestras carreras. Cuando era un chaval, los chicos se vestían como los Bon Jovi o Motley Crue, las bandas del momento, así que cuando nosotros y la gente como nosotros nos hicimos famosos y pudimos vestir como realmente vestimos me pareció una maravilla. Hacer buenos vídeos es muy divertido y me encanta expresarme de forma corporal, bailar y tal, pero tener una imagen unificada en la banda sobre un patrón me parece una soberana tontería.

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