viernes, 9 de septiembre de 2011

Red Hot Chili Peppers aún te quieren

¿Dónde estaban Red Hot Chili Peppers? No han pegado palo desde 2007. Ese año acabó la gira de Stadium arcadium, su décimo disco. Estaban quemados, dijeron. Querían surfear, vivir. Tiene cierta lógica. La banda, o al menos su núcleo duro, Anthony Kiedis y Flea, llevan en esto desde 1983. Chad Smith, el batería, llegó en 1989, a tiempo para grabar Mother's milk, el álbum que les catapultó al éxito. En 1989 también entró el guitarrista John Frusciante, al que muchos señalan como el alma del grupo. Pero él ha abandonado el barco en varias ocasiones. La última, en 2008. No está en I'm with you, su último disco. El cuarteto lo forman hoy Kiedis, Flea, Chad Smith y Josh Klinghoffer. Este último, sustituto de Frusciante, es, con 31 años, un bebé comparado con los 50 que se le vienen encima al salvaje de Flea, el bajista. Ambos reciben a EP3 en Los Ángeles. Una conversación lastrada por una vejiga tan activa como la de Flea, que debería de titular el álbum "estoy en el baño".

  Flea. Perdona, me estaba meando.

 EP3. ¿Te habrás lavado las manos?

  F. ¡Soy rápido! Como Messi. [Risas]. ¡A ese le daba yo! 

EP3. No sabía que te gustaba el fútbol.

  F. Yo tampoco, pero los Mundiales me engancharon. Nos dedicamos a lo mismo: entretener. A mí me gusta subirme al escenario y montar el espectáculo.

 EP3. Algunos lo llaman arte.

  F. Yo prefiero llamarlo vodevil. Mira a Charlie Chaplin, capaz de cantar, bailar, crear. El vodevil es el mejor espectáculo del mundo. Lo digo en serio. No veo nada malo. Al revés, espero estar a la altura de los grandes intérpretes que nos precedieron.

 EP3. ¿Os enmudecieron las dudas estos cinco años?

  Josh Klinghoffer. No fueron cinco. El grupo acabó su gira año y medio después de Stadium arcadium.

  F. Y después decidimos tomarnos dos años sabáticos. Fue la primera vez que hacíamos algo así, pero era un momento difícil. Dejó de ser divertido. Y aunque hacíamos cosas buenas, necesitaba tiempo y distancia para tener perspectiva. Todos estuvimos de acuerdo.

 EP3. ¿Hablamos de tensiones con John Frusciante?

  F. En realidad, es mi relación con Anthony [Kiedis, el cantante] la que siempre ha sido antagónica. Nos volvemos locos, pero nos queremos. Es como un matrimonio.

 EP3. Pero el divorciado es Frusciante.

  F. Fue su decisión. Más que un divorcio, fue un "misión cumplida". Y solo siento agradecimiento hacia él. Amor, respeto y gratitud por todo lo que nos ha dado, y más porque gracias a él contamos ahora con Josh Klinghoffer.

 EP3. ¿Fue su sugerencia?

  J. K. Conocí a Flea y a Frusciante a la vez, el mismo día de enero de 1997, cuando tocaban en un concierto con Thelonious Monster y yo estaba allí con su cantante.


F. Fue idea mía. En un principio, no pude pensar en RHCP sin Frusciante y me dije que si él lo dejaba, no quería seguir; pero cuando se marchó me di cuenta de lo mucho que echaba de menos al grupo. La suerte fue poder contar con Josh, porque trajo una nueva energía al grupo.

 EP3. Josh, tú habías tocado con ellos, pero ser parte será diferente, ¿no?

  J. K. Les conozco desde hace una década, he tocado con ellos, he grabado con ellos incluso cuando estaba Frusciante, fui parte de la última gira del grupo y, lo más importante, son mis amigos. Así que sabía lo que pasaba. Al acabar los dos años sabáticos, allí estaban, como un reloj. Y cuando Flea me preguntó si quería sumarme al grupo... fue un honor formar parte de una banda que había admirado desde chaval.

 EP3. ¿No te daba miedo ocupar el lugar de otra persona?

  J. K. Me advirtieron que me harían mucho esta pregunta y me dijeron cómo responder, pero lo cierto es que no me siento ocupando el espacio de nadie.


F. Josh entró con fuerza. Se compró un látigo el primer día y empezó a fustigar a Anthony Kiedis para que solo dijera cosas buenas de él.

 EP3. De eso te va a costar convencerme. Pero lo cierto es que Kiedis atribuyó el título del álbum a Klinghoffer, y tú hablabas antes de una nueva energía.


F. Josh se preocupa más de las texturas, es más poético. Y nuestra interacción es diferente. Todos necesitamos un ajuste para alejarnos de lo ya conocido y dejar crecer algo nuevo y orgánico. Pero Josh venía sin ideas preconcebidas de cómo tenemos que sonar y entendiendo lo fundamental de este grupo, que es el sentimiento de libertad que nos lleva a hacer lo que queremos.

  J. K. Escribimos muchas canciones, juntos, conociéndonos, improvisando y pasando cuanto más tiempo posible con nosotros y nuestros instrumentos. Y Anthony se encargó de ponerle letra a aquellas que le hablaron.

 EP3. ¿Y qué pasa con las que no hablan?

  F. Se quedan flotando en el éter.


J. K. Quizá alguna vez vean la luz del día porque a todos nos gustaría escucharlas.

 EP3. Hablando de escuchas, con el nuevo álbum viene una nueva gira mundial. ¿No es cansino después de 30 años?

  F. En absoluto. Cada nivel del proceso es igual de deseado y cansino, mundano o lleno de energía. Es parte de nuestro trabajo y a veces es más divertida que otras, pero es a lo que dedicamos nuestras vidas. Y mientras me sienta dispuesto a poner la energía en la música, no me importan los años.

  J. K. La tecnología hace más fácil grabar música. No creo que sea malo, pero cualquiera puede hacerlo. De ahí que tengas éxitos cada dos por tres, pero esos no comunican igual que un concierto en vivo. RHCP siempre ha sabido ir de gira y dar un buen concierto.

 EP3. Por cierto, ¿qué hicisteis cada uno durante el año de barbecho?

  F. En mi caso, fui a la Universidad de USC y metí los pies en un océano de cultura que adoré, estudiando música y armonía. También me involucré más con el Conservatorio de Silverlake, un proyecto que no tiene nada que ver con la fama y todo con enseñar música a los niños.

 EP3. Y después de todos estos años, ¿cómo describes ese lazo que te une a Anthony Kiedis?

  F. Mi memoria vuelve siempre a los jardines Wattles en Hollywood donde nos fumábamos nuestros canutos hablando de lo que era importante, de lo que queríamos hacer. Fue el comienzo de nuestro grupo. Nos habremos odiado, pero el poder que nos une es más fuerte. No me siento capaz de alejarme de él. Al menos, no ahora. De momento, solo tengo que volver a mear.




Fuente: http://www.elpais.com

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