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El tiempo sin escribir,
No me impide percibir
La calidez que siento al mirar
A mi estrella por la noche brillar.

Ahora parece difícil explicar
Lo que tampoco puedo demostrar.
Se estrechan los pretextos para lograr
Estar junto a ella, y meditar.

Porque ya no suelo reflexionar,
Sobre la vida y nuestro andar.
Puede haber sido sólo desvariar,
Al menos sirvió para soñar.

De algún modo te sentí
Por la noche abrazarte a mí.
Entonces comencé a buscar
Coincidencias para procesar
Algunas frases en mi mente,
Y escribir algo sorprendente.

Pensé en el sol, el cielo, el mar,
No encontraba nada con qué rimar.
Resultaba imposible componer una canción,
Pero debía hacerte una mención.

Por tus ojos debía observar,
Las aves desde el árbol volar.
Las risas de los niños al jugar,
Oírlas junto a tí al despertar.
Los enigmas de tu piel descifrar,
Al poder tus manos acariciar.
Apreciar tu cabello sobre el rostro y pintar,
Una playa tranquila cubierta por el mar.
El movimiento de tus labios debiera recordar,
Para aprender nuevamente a platicar.
Si consiguiera verte bailar.
El atardecer ya no me podría fascinar.
Estando cerca tuyo siento mis extremidades vibrar,
Mi corazón latir fresco sin cesar.
Tu fragancia cálida y singular,
Es el perfume que me logra guiar.
Cayendo rápido y sin respirar,
Conteniendo el aire hasta golpear.
En el aire parece flotar,
El recuerdo hermoso de observar
Profundamente tus ojos brillar,
Simplificando el sentido de bienestar.

Sumo un triunfo único a mi repisa,

Cada vez que me regalas tu sonrisa.

Nicolás Biaggini