jueves, 27 de octubre de 2011

Red Hot Chili Peppers - I'm With You‎



El décimo disco de los Red Hot Chili Peppers comienza con un caos: los ruidos primigenios de una banda que afina para ponerse a zapar, quizá por primera vez en mucho tiempo. Uno casi puede ver al cantante Anthony Kiedis parado en un rincón, con el torso desnudo, aguardando el instante de lanzarse a la palestra. El ruido se transforma en un infierno disco californicador llamado "Monarchy of Roses", en el que Kiedis se pregunta: "¿Te gusta fuerte?, te pregunto/ ¿y estás a la altura de la situación?". Podría estar preguntándoselo a sí mismo. I'm With You encuentra a la poderosa banda en un nuevo y terrorífico rol: tener que correr desde atrás.

Han pasado cinco años de silencio desde el último disco de los Chili Peppers, el doble Stadium Arcadium. En 2009, la partida del guitarrista John Frusciante, podría haber acabado con la banda. Pero I'm With You los rescata del abismo, con la bravuconería intacta: "Tic, toc, quiero rockearte como en los 80", canta Kiedis sobre un ritmo inspirado en la banda Chic en "The Adventures of Rain Dance Maggie". Y cumplen.

Flea dice que volvió a escuchar sus discos de los Rolling Stones mientras componía para I'm With You, y en cierto sentido el disco recuerda a cómo los Stones se reagruparon después de Brian Jones, volviendo a sus orígenes para construir sobre esa base. Los Peppers y el productor Rick Rubin no pudieron llenar el vacío que dejó Frusciante, cuyas vigorosas capas de guitarras y arreglos maximalistas definieron sus últimos discos. En cambio, han vuelto a la esencia del funk punk que inventaron Kiedis, Flea y el baterista Chad Smith: grooves bien rítmicos que explotan en estribillos pop grandilocuentes y luminosos. También le agregaron matices: desde los ritmos africanos orientales de "Ethiopia" hasta la elegancia -que recuerda a "Waiting On a Friend"- de "Meet Me at the Corner", pasando por los toques latinos de "Did I Let You Know", en la que Kiedis mete un rap de nene blanco adorablemente idiota en el que piropea: "Me gustás pícara/ tan mozambique-ra".

El nuevo guitarrista Josh Klinghoffer, que trabajó con Beck y Gnarls Barkley, es más que apto para darles una nueva forma a los trucos de siempre. Es esquivo y le gustan las texturas, por lo que acumula capas de riffs y melodías donde Frusciante metía solos incendiarios; escuchen los fractales chickenscratch que mete en "Factory of Faith" o la transición de abrasadoras bengalas de ruido a una suave sierra en "Annie Wants a Baby".

No se trata solamente de un nuevo arranque musical: los Peppers están emocionalmente recargados. Otra pérdida que pesa sobre el disco es la reciente muerte de su íntimo amigo, el dueño de un boliche de Los Angeles, Brendan Mullen. "Brendan's Death Song" comienza como una elegía acústica ("sabés que es tu zapada, sabés que es tu despedida", canta Kiedis, casi con un susurro), y luego suben el volumen hasta niveles nirvanescos mientras Kiedis reflexiona sobre su propia mortalidad. "Police Station", una balada íntima y tranquila que recuerda a Hendrix, sigue a una antigua amante por el circuito de Hollywood y se convierte en un espejo de su propia historia en Los Angeles.

Los mejores momentos de I'm With You equilibran la jactancia y la sensibilidad. Sobre la base boogie de bola de espejos con cresta verde de "Look Around", Kiedis recita su rap-rock sobre una visión de éxtasis dorado: "Una suave caminata al horizonte/ un gran choque en el que nadie muere". Es el apocalipsis como fiesta en la playa, el accidente nuclear que es una gran fiesta entre amigos. Sáquense todo menos las medias de fútbol y diviértanse, muchachos, que se lo han ganado.

Por Jon Dolan

Fuente: Rolling Stone

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